domingo, diciembre 31, 2006

Regalitos

Todos los dias desde el 25 Alex se levanta despacito, viene a nuestro cuarto, y pregunta muy bajito:

- Mami, ¿puedo ir al salon?
- Si, hijo, ve al salon - murmuro entre sueños

Minutos despues, Alex vuelve a la habitación.

_ Mami..... no hay regalitos..... dice desilusionado

Llevo dias intentando explicarle que Navidad es sólo una vez al año, y que el salon no va a amanecer lleno de regalos todos los dias, pero él sigue despertando cad adia con la misma ilusión ¿y si hoy es Navidad otra vez?. Luego me he dado cuenta de que eso mismo hago yo, mirando mi correo cad avez que me levanto y antes de acostarme, comprobando los mensajes del telefono continuamente, con al ilusión de que cualquier dis encontraré el regalito que llevamos tanto tiempo esperando. ¿Y si hoy es el dia en que nos dicen que nuestra hija nos está esperando?.

La ilusión es lo ultimo que se pierde, por eso me he comprado un decimo de la loteria del Niño, esperando que este año sea Niña, y que nos toque por fin el premio.

miércoles, diciembre 13, 2006

El olvido

Ocho y media de la mañana. Alex se está poniendo los zapatos sentado en el suelo del hall para ir al cole mientras preparo su snack en la cocina. De pronto, un grito fuerte, claro, agudo y penetrante rompe el silencio de la mañana:

- ¡¡¡¡¡¡Maaaaaaamiiiiii!!!!!!!!

En un rápida y ágil maniobra, suelto la tartera, salto por encima de la mochila y salgo al hall a ver que catástrofe natural amenaza a mi hijo.

- ¿Que pasa, hijo?
- Se me ha olvidado una cosa importante en la carta de los Reyes
- Que susto me has dado...Pero, hijo, si has pedido mil cosas, ¿que se te ha olvidado?
- La hermanita, mami, no he pedido la hermanita....Coge el boli verde

Nos hemos metido el boli verde con el que escribimos ayer la carta en el bolso y nos hemos ido corriendo. La carta la echamos ayer en un buzón que han puesto en su colegio para las cartas a Papa Noel (lo de los Reyes no lo trabajan mucho en los colegios internacionales), asi que nada más llegar nos hemos lanzado sobre el buzón pero la carta ya no estaba.

- ¿Donde está mi carta?
- Se la ha llevado el Cartero Real, Alex
- Mami, no he pedido la hermanita, quiero mi carta - me ha dicho desconsolado

He robado una hoja de la impresora de Secretaria y nos hemos tirado en el suelo a escribir un Anexo, por supuesto con el mismo boli verde para que los Reyes no se confundan.

- Pon como la quiero... Quiero una hermanita pequeñita, con nappies y chupete, y que hable
- Alex, si habla no es muy pequeñita
- Si, porque habla en pequeñito

Ha firmado su nombre con letras grandes y ha puesto su anexo de carta en el buzón, ya más tranquilo.

A ver si se portan los Reyes.¿nos oyes, Baltasar, el Rey favorito de Alex?. Queremos que nos traigas una hermanita.

viernes, diciembre 08, 2006

Llega la Navidad

ABUELOS

El otro dia me comentaba un amigo que ellos intentaba tirar lo menos posible de los abuelos, que aunque estaban jovenes y bien no tenían mucha intencion de hacer de niñeros. Yo tengo la suerte y el privilegio de que mis padres si quieren hacer de niñeros, pero sobre todo es que no me imagino una infancia sin abuelos.

Ya supongo que no todos los abuelos pueden ser tan excepcionales como los mios, o como los de Alex, pero se me hace extraño que haya abuelos que puedan prescindir de sus nietos, y nietos que no sepan lo estupendo que es tener abuelos.

Mis abuelos y Sita son una parte imprescindible, imborrable y maravillosa de mi infancia, no entenderia mi niñez sin ellos, mis abuelos me enseñaron el amor complice, absoluto e incondicional de quien tiene como única misión disfrutar de los nietos con la paciencia, el tiempo y la dedicación que dan la experiencia y los años, con esa disciplina de mano suave de quien sabe que tiene el poder de conceder todos los deseos. La casa de mis abuelos fue siempre la nuestra, sin barreras ni obstaculos en aquel largo pasillo donde cada cajón escondía un tesoro: los hilos, madejas y botones de la yaya, los pañuelos y collares de Sita, la máquina de hacer dinero de mi abuelo, sus plumas y lapices, su maquina de escribir y sus miles de libros.

Ellos me enseñaron la importancia de los ritos, eso que como dice el zorro de El Principito hace que un día sea único y especial, distinto de los otros. Mi infancia está llena de ritos mágicos y maravillosos que hací­an que las cosas valieran la pena, que te hací­an desear que llegara ese dÃía especial: las compras por la calle Goya con mi abuela los sábados que siempre acababan con los deliciosos jacobitos de California 47, los paseos por el Retiro para ver la casa de Fierabras, el ir a ver los escaparates de Musgo cuando Madrid empezaba a oler a Navidad....

Cierto es que sin mis padres nos sería muy difícil seguir trabajando como lo hacemos y que también los padres de Craig están ahí para lo que podamos necesitar, pero más allá¡ de la conveniencia o necesidad está el convencimiento de que una niñez sin abuelos debe ser tremendamente triste, de que no hay nada que pueda igualar esa relación de complicidad, cariñoo, aprendizaje y admiracion mutuos.

Por eso ahora no podría privar a mis hijos de la oportunidad de disfrutar de sus abuelos, de estos abuelos complices, maestros ejemplares, publico entregado y orgulloso de todos sus progresos y ocurrencias. Yo se que Alex ya no sabría vivir sin sus abuelos, igual que a mi me cuesta aún vivir sin los míos. ¡Tres hurras por los abuelos!

EN EL CORAZON

Me acabo de encontrar a Alex tirado en el suelo de su cuarto.

- ¿Que pasa, mi vida, estás malito?
- No mami, es que tengo a la hermanita en la tripa y dice que ya quiere salir
- Gordo, los niños no llevan a las hermanitas en la tripa.
- ¿La llevas tu?
- No, cariño, yo no puedo. Pero la llevo en el corazón y la estamos buscando por todo el mundo
- ¿Está en una casita verde como yo cuando estaba pequeño?
- Si, cariño, está esperando que muy pronto vayamos a buscarla
- Mami, yo tambien tengo a la hermanita en el corazón

Y nosotros, sin noticias. Que ya va a ser muy ponto, que no queda nada, que están ya a punto de llamarnos, que ya, vamos, ya mismo nos tenemos que ir, que tengamos un poco más de paciencia que está¡ ya al caer........ Y vamos ya para tres meses desde que el Correo del Zar entregó los papeles en Kaz.. Ay, para ser pronto se nos está haciendo de un largo.......

viernes, diciembre 01, 2006

CALENDARIOS DE ADVIENTO

Alex está como loco con su calendario de adviento. Desde que tengo uso de memoria, sin faltar ningún año hasta que murió, mi abuelo nos compraba a mi hermana, a mi prima y a mi un calendario de adviento, los tuvimos con dibujos escondidos tras las ventanitas, con personajes de series de televisión, con muñequitos dentro y, los favoritos de mi hermana y ahora de mi hijo, los que llevaban chocolatinas.

Mi abuelo era el guardián de la Navidad en mi familia, el único que supo siempre mantener las tradiciones, la ilusión y la alegría de estas fechas como cuando éramos niñas. Cuando llegaba Navidad, tuviéramos la edad que tuviéramos, daba igual cinco, que quince que veinticinco, nos volvíamos niñas otra vez. Mi abuelo aparecía con sus calendarios de adviento, con sus cajas de mazapanes de Casa Mira, y sus pastillas de sopa de almendra para Nochebuena, tarareando villancicos, y nos obligaba a escribir la carta a los Reyes Magos y a preparar una pequeña obra de teatro o villancico para ganarnos el aguinaldo, hasta los veintitantos recitamos autos sacramentales, obritas de Gloria Fuertes, poemas escritos por nosotras ante un público entregado. Nunca faltamos una Nochebuena ni un año Nuevo (bueno, creo que uno que me sentía mal una copa, te juro que sólo una, mamá¡....) ni un dia de Reyes a casa de mis abuelos, y cada año antes de entrar en el cuarto donde dormíamos de pequeñas y donde los Reyes dejaban nuestros regalos, mi abuelo nos obligaba a cerrar los ojos y a formar por estaturas antes de entrar a ver nuestras sorpresas, entre las que siempre había libros maravillosos.

Mi abuelo era el guardián de mi infancia, el editor de mis poemas y cuentos, mi ejemplo y mi héroe, y cuando abro la primera ventana del calendario de Adviento le echo de menos mas aún que todos los demás días del año y le siento aún más cerca.

Espero que algún dÃía me vuelva a encontrar con mi abuelo para terminar todas las conversaciones que dejamos pendientes y que desde donde está ahora, vea que por lo menos intentamos mantener vivas las tradiciones y pasarle a mi hijo el espíritu de las navidades que tanto empeño puso él en mantener vivo para nosotras.